14 Feb
Época Antigua

ANACREONTE

  • Nació en Asia Menor en 572 a.c. y murió en 485 a.c.
  • Fue un poeta que fue reconocido junto con Safo y Alceo por el acompañamiento con la lira
  • Se reconoció porque su poesía es breve y sencilla


POEMAS


A MÍ MISMO

Están grises ya mis sienes,

Mi cabeza es cana y viejos son mis dientes: ya no tengo

Mi agradable juventud.

De la vida más sabrosa

Me quedó no mucho tiempo:

Por lo cual sollozo, a veces,

Mucho al Tártaro temiendo.

Porque horrible es la caverna

De Plutón, y trabajoso

El descenso; y quien desciende,

No podrá nunca subir.




A UNA CIGARRA

Muy dichosa te juzgarnos,

Oh cigarra, que en las copas

De las plantas, abrevada

Con un poco de rocío,

Cantas como un soberano.


Porque todo en torno es tuyo,

Lo que miras en los campos,

Lo que llevan las florestas:

Tú, el amor del campesino,

Pues no dañas a ninguno.


Los mortales te saludan

Dulce heraldo del estío:

Y te quieren, pues, las Musas

Y te quiere el mismo Apolo,

Quien te daba un canto agudo.




A LAS MUJERES

Naturaleza ha dado

A los toros los cuernos,

Cascos a los caballos,

Pie veloz a las liebres.


Un abismo de dientes

A los leones, alas

A las aves, aletas

A los peces y modo

De pensar altamente

A los hombres: ¡Y nada

quedaba, entonces, para

las mujeres! . . .¿Qué darles?

¡Pues, la belleza!. . . En vez

En todos los escudos

y de todas las lanzas. . .

Siendo así que podría,

Cualquier mujer hermosa,

Vencer el hierro y el fuego.




 Referencia: Crema, E. (s/f). La poesía de Anacreonte. PDF. Recuperado de:  file:///C:/Users/Server/Downloads/5623-13747-1-PB%20(3).pdf




CAYO VALERIO CATULO

 

  • Nació en Verona, en 84 a.c.
  • Fue un poeta latino
  • Su tema principal de sus poemas era el amor
  • Se conoció que en sus poemas se los dedicaba a una mujer que en que le daba el nombre de Lesbia
  • Catulo al conocer las obras de Safo se inspiró para sus poemas


Poemas

III

Afligíos, oh venus y cupidos

y todo el que venere la belleza:

que ha muerto el pajarillo de mi niña;

pajarillo, delicia de mi niña,

a quien mas que a sus ojos ella amaba,

pues como era como miel, la conocía

tanto como a su madre una muchacha,

y no se separaba de sus faldas,

que saltando de un lado para otro

piaba si cesar sólo a su dueña.

Ahora sigue el camino de las sombras,

allá de donde, dicen, nadie vuelve.

Mas malditas seáis, malas tinieblas

del Orco que lo bello devoráis:

tan bello mi pajarillo me robasteis.

Mi pobre pajarillo. ¡qué desdicha!,

Por ti ahora los ojos de mi niña

están rojos e hinchados de llorar.




V

Vivamos, Lesbia mía, y amemos;

los rumores severos de los viejos

que nos valga ni un duro todos juntos.

Se pone y sale el sol, mas a nosotros,

apenas se nos pone la luz breve,

sola noche sin fin de dormir nos toca.

Pero dame mil besos, luego cientos,

después mil otra vez, de nuevo cientos,

luego otros mil aun, y luego cientos…

Después, cuando sumemos muchos miles,

Confundamos la cuenta hasta perderla,

Que hechizarnos no pueda el envidioso




IX 

VERANIO, de entre todos mis amigos

el primero aunque fueran muchos miles,

¿has vuelto a casa junto a tus penates,

tu anciana madre y tus buenos hermanos?

Has vuelto. ¡Para mí qué gran noticia!,

pues sano te veré y oiré de Iberia

contar historias, pueblos y lugares,

como haces siempre, y tomándote el cuello,

tu alegre boca besare y tus ojos.

Oh. De todos los hombre más felices

¿quién más feliz que yo? ¿quién más dichoso?




Referencia: Rodríguez, J. (1991). Catulo Poesía completa. Madrid: Ediciones Hiperión




 ALCEO                               

  • Nació en 630 a.c. en Mitilene
  • Se involucró en la politica, lo que provoco su exilio
  • Escribió himnos, de epigramas y  odas
  • Los temas de sus poemas  son sobre el amor, la batalla y de la vida


Poemas

Destella la enorme mansión con el bronce;

Y está todo el techo muy bien adornado

Con refulgentes cascos, y de ellos

Cuelgan los albos penachos de crines

De caballo, que engalanan el arnés

De un guerrero. De ganchos que ocultan

Que están enganchadas las grebas brillantes

De bronce, defensas del más duro dardo,

Los coseletes de lino reciente

Y cóncavos escudos cubren el suelo.

Junto a ellos están las espadas de Cálcide,

Y muchos cintos y casacas de guerra.

Ya no es posible olvidarnos de eso,

Una vez que a la acción nos hemos lanzado.




38 V

Oh Melanipo, bebe conmigo y emborráchate.

¿Qué piensas? ¿Ver de nuevo la clara luz del sol,

Atravesado ya el voraginoso

Aqueronte? No aspires a tan altas hazañas.

Pues también el eólida rey Sísifo, el más sabio

de todos, afirmaba haber huido a la muerte.

Y, astuto como era, pasó el voraginoso

Aqueronte dos veces, por obra de las Keres.

Mas a llevar gran tormento bajo la negra tierra

lo condenara el Crónida. Anda, olvídate de eso.

No más que ahora jóvenes seremos

para gozar aprisa de cuanto un dios nos traiga.




140 V

Resplandece el gran templo con el bronce

y, en honor de Ares, el tejado entero

ornado está con relucientes yelmos

de los que penden blancos penachos de caballo,

honor de las cabezas varoniles.

Y ocultan a los clavos las broncíneas

grebas, puestas en torno,

defensa del venablo poderoso.

Hay corazas de lino nuevo,

y escudos cóncavos tirados,

y a su lado espadas de cálcide,

muchos ceñidores y túnicas.

No conviene olvidarse de esas cosas,

lanzados como estamos a esta empresa.




Referencia: Ávila, Fausto. Poemas de Alceo de Mitilene. Recuperado de: http://faustomarcelo.blogspot.com/2016/07/poemas-de-alceo-de-mitilene.html




AYOCUAN CUETZPALTZIN

  • Nació en el siglo XV y murió a principio del siglo XVI, fue originario de Puebla
  • Fue llamado como “El Sabio, Águila Blanca, de Tecamachalco”
  • Fue gobernador y poeta
  • Tenía la idea de que la permanencia del ser humano era frágil y efímera


Poemas


¡QUE PERMANEZCA LA TIERRA!

¡Que permanezca la tierra!

¡Que estén en pie los montes!

 Así venía hablando Ayocuan Cuetzpaltzin.

 En Tlaxcala, en Huexotzinco.

Que se repartan

 flores de maíz tostado, flores de cacao.

¡Que permanezca la tierra!


Referencia: León, M. (2016). Trece poetas del mundo azteca. Históricas digital. Recuperado de: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/trece_poetas/04_11_poetas10.pdf




CANTO EN LOOR DE HUEXOTZINCO

Asediada, odiada sería la ciudad de Huexotzinco,

si estuviera rodeada de dardos.

Huexotzinco circunda de espinosas flechas.

 El timbal, la concha de tortuga repercuten en vuestra casa,

permanecen en Huexotzinco.

 Allí vigila Tecayehuatzin,

el señor Quecéhuatl,

 allí tañe la flauta, canta,

 en su casa de Huexotzinco.

Escuchad:

hacia acá baja nuestro padre el dios.

Aquí está su casa,

donde se encuentra el tamboril de los tigres,

donde han quedado prendidos los cantos

al son de los timbales.

 Como si fueran flores,

allí se despliegan los mantos de quetzal

en la casa de las pinturas.

Así se venera en la tierra y el monte,

 así se venera al único dios.

 Como dardos floridos e ígneos

se levantan tus casas preciosas.

 Mi casa dorada de las pinturas,

 ¡También es tu casa, único dios!




Referencia: León, M. (2016). Trece poetas del mundo azteca. Históricas digital. Recuperado de: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/trece_poetas/04_11_poetas10.pdf




LAS FLORES Y LOS CANTOS

Del interior del cielo vienen

las bellas flores, los bellos cantos.

Los afea nuestro anhelo,

nuestra inventiva los echa a perder,

a no ser los del príncipe chichimeca Tecayehuatzin.

¡Con los de él, alegraos!

La amistad es lluvia de flores preciosas.

Blancas vedijas de plumas de garza,

se entrelazan con preciosas flores rojas.

en las ramas de los árboles,

bajo ellas andan y liban

los señores y los nobles.

Vuestro hermoso canto:

un dorado pájaro cascabel,

lo eleváis muy hermoso.

Estáis en un cercado de flores.

Sobre las ramas floridas cantáis.

¿Eres tú acaso, un ave preciosa del Dador de la vida?

¿Acaso tú al dios has hablado?

Tan pronto como visteis la aurora,

os habéis puesto a cantar.

Esfuércese, quiera mi corazón,

las flores del escudo,

las flores del Dador de la vida.

¿Qué podrá hacer mi corazón?

En vano hemos llegado,

hemos brotado en la tierra.

¿Sólo así he de irme

como las flores que perecieron?

¿Nada quedará de mi nombre?

¿Nada de mi fama aquí en la tierra?

¡Al menos flores, al menos cantos!

¿Qué podrá hacer mi corazón?

En vano hemos llegado,

hemos brotado en la tierra.

Gocemos, oh amigos,

haya abrazos aquí.

Ahora andamos sobre la tierra florida.

Nadie hará terminar aquí

las flores y los cantos,

ellos perduran en la casa del Dador de la vida.

Aquí en la tierra es la región del momento fugaz.

¿También es así en el lugar

donde de algún modo se vive?

¿Allá se alegra uno?

¿Hay allá amistad?

¿O sólo aquí en la tierra

hemos venido a conocer nuestros rostros?




Referencia: León, M. (2016). Trece poetas del mundo azteca. Históricas digital. Recuperado de: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/trece_poetas/04_11_poetas10.pdf 




TOCHIHUITZIN COYOLCHIUHQUI

  •   XV - s. XVI
  • Fue un poeta de lenguaje náhuatl 
  • Fue  hijo de Itzcóatl
  • Salvo y ayudo a refugiarse a Nezahualcóyotl


POEMAS


VINIMOS A SOÑAR 

Así lo dejó dicho Tochihuitzin,
Así lo dejó dicho Coyolchiuhqui:
De pronto salimos del sueño,
sólo vinimos a soñar,
no es cierto, no es cierto,
que vinimos a vivir sobre la tierra.
Como yerba en primavera
es nuestro ser.
Nuestro corazón hace nacer, germinan
flores de nuestra carne.
Algunas abren sus corolas,
luego se secan.
Así lo dejó dicho Tochihuitzin.




Referencia: “13 poetas del mundo náhuatl que todo mexicano tiene que leer” (2016). Recuperado de: https://matadornetwork.com/es/poetas-del-mundo-nahuatl/


EL SUEÑO DE UNA PALABRA 

Y ahora, oh amigos,

 oíd el sueño de una palabra:

 Cada primavera nos hace vivir,

 la dorada mazorca nos refrigera,

la mazorca rojiza se nos toma un collar.

 ¡Sabemos que son verdaderos

los corazones de nuestros amigos!


Referencia: León, M. (2016). Trece poetas del mundo azteca. Históricas digital. Recuperado de: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/trece_poetas/04_11_poetas10.pdf



PRINCIPIO DEL DIÁLOGO

¿Dónde andabas, oh poeta?

Apréstese ya el florido tambor,

ceñido con plumas de quetzal,

entrelazadas con flores doradas.

Tú darás deleite a los nobles,

a los caballeros águilas y tigres.

Bajó sin duda al lugar de los atabales,

allí anda el poeta,

despliega sus cantos preciosos,

uno a uno los entrega al Dador de la vida.

Le responde el pájaro cascabel.

Anda cantando, ofrece flores.

Nuestras flores ofrece.

Allá escucho sus voces,

en verdad al Dador de la vida responde,

responde el pájaro cascabel,

anda cantando, ofrece flores.

Como esmeraldas y plumas finas,

llueven tus palabras.

Así habla también Ayocuan Cuetzpaltzin,

que ciertamente conoce al Dador de la vida.

Así vino a hacerlo también

aquel famoso señor

que con ajorcas de quetzal y con perfumes,

deleitaba al único Dios.

¿Allá lo aprueba tal vez el Dador de la vida?

¿Es esto quizás lo único verdadero en la tierra?

Por un breve momento, por el tiempo que sea,

he tornado en préstamo a los príncipes :

ajorcas, piedras preciosas.

Sólo con flores circundo a los nobles.

Con mis cantos los reúno

en el lugar de los atabales.

Aquí en Huexotzinco he convocado esta reunión.

Yo el señor Tecayehuatzin,

he reunido a los príncipes:

piedras preciosas, plumajes de quetzal.

Sólo con flores circundo a los nobles.




Referencia: León, M. (2016). Trece poetas del mundo azteca. Históricas digital. Recuperado de: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/trece_poetas/04_11_poetas10.pdf


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